La ubicación de una vivienda dejó de ser, como hasta hace poco, una de las referencias principales del poder adquisitivo o estrato social de las familias en Venezuela, tras años de colapso económico que modificaron, entre otros aspectos, las variables que segmentan a la población.
Hoy una persona que viva en un barrio rico de Caracas, por ejemplo, puede ubicarse en un “estrato bajo» y otra que viva en un zona pobre puede estar en el “estrato medio emergente”, referente a un grupo social que no responde a las características convencionales que definían a la clase media años atrás.
Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis, explica a Voz de América que actualmente “una de las variables centrales para la estratificación de la población es la posesión o no de divisas. Tienes o no tienes divisas”.
“Antes con saber donde tú vivías, las condiciones de tu vivienda, ya yo podía saber perfectamente en qué estrato tú participabas (…) porque ya me daba información suficiente”, sigue León, que publicó por estos días un estudio anual sobre tendencias del consumidor venezolano.
Según Datanálisis, hay cinco estratos socioeconómicos en el país caribeño: 1) bajo excluido (38%), 2) bajo con oportunidades (25,9%), 3) medio establecido (21,2%), 4) medio emergente (12,0%), y 5) alto (2,9%).a
“Si tu ingreso es una jubilación en bolívares o un salario de maestro que no se indexó a la moneda extranjera, tú puedes vivir en El Cafetal, pero tienes seguro dos hornillas que no funcionan y un baño con goteras y no porque no pudiste conseguir al electricista o el plomero, sino porque no lo puede pagar”
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis
En urbanizaciones acomodadas o lujosas de Caracas son frecuentes los caserones con muros gastados, jardines abandonados o autos viejos en las cocheras. Muchos de los dueños son profesionales que ahora están desempleados o reciben una pensión que apenas pasa los 5 dólares, más bonos, que además compensan con remesas u otras “transferencias no laborales”.
Incluso, otros propietarios alquilaron parte de los espacios de su casa para poder tener ingresos.
Crisis prolongada
Luis Pedro España, sociólogo y coordinador de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), dice a la VOA que “cuando las crisis son muy prolongadas, de una década o un poco más, la clase media pierde la capacidad de generar ingresos porque no hay oportunidades”.
“Uno podía tener un apartamento en los Palos Grandes”, una acomodada zona residencial de la capital, “y no tener con qué comer”, sigue España.
Venezuela lleva casi una década sumida en una crisis económica sin precedentes, que acabó con el poder adquisitivo, principalmente en el sector público.
“Es una economía que ha perdido 80% de su tamaño entre 2014 y 2020”, señala el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, en un video en redes sociales.
En 2014, la actividad económica de Venezuela comenzó a caer, en medio del desplome de la principal fuente de ingresos del país: el petróleo, que cinco años después fue blanco de un embargo por parte de Estados Unidos.
En 2019, además, el dólar se impuso como moneda de facto ante una flexibilización del control de cambio y una liberación de precios para encarar una escasez aguda.
España señala que con la crisis “los activos, de recursos humanos y recursos fijos, se van consumiendo (…) y eso hace que efectivamente la capacidad de la clase media de generar ingresos también desaparezca”.
Olivares destaca que “en los últimos meses (la economía) sufrió un cambio que permitió algo de crecimiento, pero luego algunos eventos trastocaron eso y la economía nuevamente se resiente y vuelve a caer”.
El presidente Nicolás Maduro y su gobierno constantemente se felicitan por esta tímida recuperación, muchas veces ironizada en la calle con la frase “Venezuela se arregló”.
“Cuando las crisis son muy prolongadas, de una década o un poco más, la clase media pierde la capacidad de generar ingresos porque no hay oportunidades”.
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