En el país, recordó el director del Observatorio de Universidades de Venezuela, Carlos Meléndez, hay 27 universidades y 75 colegios e instituciones de educación superior privados. Y, grosso modo, las matrículas aumentaron 40% para este nuevo período académico con respecto a 2022.
Meléndez señaló en entrevista con Unión Radio que existen tres tipos de instituciones. El primero de ellos reúne a aquellos cuya creación es reciente. «Tienen una oferta académica más limitada. Y se dirigen a la población de las pequeñas ciudades», dijo, y situó el costo entre 240 dólares y 400 dólares.
El segundo tipo está referido a universidades establecidas en las principales ciudades del interior. Estas tienen mayor tradición, pues las fundaron a finales de la década de 1980 e inicios de 1990. Su oferta académica, por tanto, es más amplia. La matrícula es de 800 dólares a 1.000 dólares.
El tercer grupo «están ubicadas en el centro y en la región capital: las primeras universidades privadas». Melendez afirmó que los estudiantes pagarían entre 800 dólares y 2.800 dólares por estudiar allí.
Estudiar en universidades privadas es cada vez más costoso
Recordó que hoy en día Venezuela presenta inflación de 400%. «Lo que ocurre es que las posibilidades de ingresar y acceder a este tipo de universidades cada vez se restringe muchísimo más. Un venezolano del sector público que se está ganando entre 5 y 15 dólares, por ejemplo, un profesor universitario de la universidad pública que antes podía tener a sus hijos en universidades privadas, por supuesto no lo va a hacer», dijo.
Recalcó que los trabajadores del sector privado cuyos sueldos rozan los 1.000 dólares tampoco pueden acceder a las instituciones de educación superior privadas. «¿Qué ha pasado dentro de estas instituciones? Bueno, que algunas han experimentado desde el 2008 hasta ahora una reducción de la matrícula de más del 60%», indicó.
Luego se refirió a la calidad educativa de las universidades privadas y agregó que desde hace décadas -tanto en Venezuela como en Latinoamérica- esto representa un desafío. De esa forma se ha incorporado la investigación y evitar concentrarse en la profesionalización de estudiantes.
«Las consecuencias terminan afectando al estudiante con menor posibilidades de calidad -en general- pero también en los salarios de los docentes», añadió.
Aseveró en que las condiciones económicas del país -sumado a los esfuerzos de las instituciones por no cerrar- desfavorecen la obtención de un buen salario en universidades públicas y privadas.
Sobre el sueldo de los docentes, Meléndez insistió en que muchos profesores apuestan por las universidades. «Y es porque, a pesar de lo maltratado que es el profesor en Venezuela, los universitarios le tienen un reconocimiento muy grande a la universidad. Y gran parte de la sostenibilidad de estas instituciones depende del profesor. No tiene salarios dignos; es más, los académicos venezolanos tienen salarios de pobreza extrema. Pero han decidido estar en la universidad, defender la autonomía de cátedra, poder tener un espacio mínimo para el desarrollo de libertad, de conciencia crítica».
Alternativas para costear la matrícula
Con un panorama que pareciera desalentador en cuanto a cubrir la matrícula, universidades plantean alternativas.
Por ejemplo, hay algunas que ofrecen reducciones porcentuales de los costos, permiten el pago fraccionado. Incluso «están llamando a estudiantes que tuvieron que retirarse para reingresar con descuentos importantes que pueden estar entre el 30% y el 50%», aclaró.
También hay universidades que ofrecen sus posgrados en el exterior, y de esa forma compensan las dificultades internas para mantener su universidad: «obtener dólares para poder mantener sus instituciones».
«Pero también tenemos universidades con mayor tradición, que le han permitido a los estudiantes -un caso es la Universidad Católica Andrés Bello- becas, descuentos de diferente naturaleza para poder contener la reducción de la matrícula, que así como en las universidades públicas también ha sido en las universidades privadas», explicó Meléndez.
Alertó acerca de la crisis de las universidades, pues si no son superadas «el desarrollo del país va a estar hipotecado». «El desarrollo de los países depende en gran medida de las posibilidades de producción de conocimiento», expresó.