Rafael Ramírez ha sido categórico y consecuente en defender la causa de Hugo Chávez, esa misma que casi a diario intenta reivindicar de la política antipopular y antiobrera que, según él, Nicolás Maduro instaló con su llegada al poder. Es uno de los pocos, de las filas del chavismo, que se ha atrevido a desvincular las políticas del fallecido presidente de las decisiones de Nicolás Maduro, hasta el punto de separarse de la cúpula del gobierno para convertirse en su mayor crítico. Convencido de que lo que sucede en el país no tiene nada que ver con el socialismo, le atribuye al actual gobierno, al que considera el peor de la historia venezolana, la situación de caos que vive el país.
El escenario de desestabilización del pasado 29 de julio, un día después de las presidenciales, fue un grito contundente de descontento popular, que sin convocatoria de ningún líder político, demostró el sentimiento de indignación por el robo descarado de la soberanía del pueblo. Ramírez lo califica como el hastío de vivir en dictadura.
“El fraude no solo fue el 28 de julio. Maduro viene trabajando en ello, en vulnerar el sistema electoral, desde que designó a Elvis Amoroso en 2023, desde que secuestraron las tarjetas de 10 partidos, desde que impusieron las inhabilitaciones políticas; el 28 lo que hubo fue la consumación de un fraude que se venía preparando hace tiempo”, afirma Ramírez, quien fue ministro de Petróleo, durante 11 años, de Hugo Chávez. El exministro, quien era la cara visible de la política petrolera del país, pues también desempeñó por una década la presidencia de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), fue removido del Ministerio del Petróleo y de Pdvsa en 2014, un año después de la llegada de Maduro al poder y designado como ministro de Relaciones Exteriores, cargo que tres meses después le quitaron para designarlo como embajador de Venezuela ante la ONU, puesto que ocupó hasta el 5 de diciembre de 2017, cuando renunció por solicitud de Nicolás Maduro.
En su guerra abierta contra Maduro, el ingeniero de 61 años, representa una amenaza para el gobierno. A la fecha, sobre él pesan órdenes de captura y solicitudes de extradición por estar vinculado en al menos 10 casos de corrupción en la industria petrolera, entre ellos lavado de dinero en Andorra, según las acusaciones de la Fiscalía.
Desde el exilio, Ramírez rechaza el fraude colosal del oficialismo, la proclamación como ganador de los comicios por parte de Elvis Amoroso, rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), a Nicolás Maduro, la represión desmedida de policías, guardias y colectivos, que ya suman, hasta la fecha, 1.393 detenidos y más de 20 muertos, la criminalización de la protesta y la libertad de expresión. Al mismo tiempo, le hace un llamado a la dirigencia opositora a no dejar enfriar la calle y mantenerse en ella, porque, asegura, el gobierno está muy débil. De lo contrario, dice, Maduro logrará consolidar su golpe de Estado y el país entrará en una nueva situación por una dictadura, que ahora es abierta.
Por El Nacional