Pobreza, violencia y crisis educativa: niños venezolanos abandonan su infancia buscando sustento en las calles

13 junio, 2023

Desde hace más de un año, Jesús Gabriel, un niño de 12 años de edad, usa su voz para cantarles a los clientes de una “calle del hambre” en Cumaná, pese a que nunca ha pertenecido a una escuela de música.

Su jornada puede empezar entre las 6:00 y 7:00 de la noche todos los días y termina a altas horas de la noche, llegando a recolectar lo equivalente a 6 dólares diarios, lo que le permite colaborar con su mamá -actualmente desempleada- y su hermano mayor con los gastos de la comida.

Jesús Gabriel sueña con dedicarse al canto, pero tiene muy claro que primero debe terminar sus estudios. En la última semana trabajó con la meta de pagar su paquete de grado, debido a que está próximo a ser promovido al primer año de secundaria.

Ahora tiene como meta recolectar el dinero necesario para asumir los gastos de su fiesta y compartir con sus compañeros de escuela. “Yo voy fino en clases y puedo venir a cantar, porque no mandan tarea para la casa”, comentó al equipo de lapatilla.com en la entidad oriental.

En otro punto de la ciudad también está Adrián, un adolescente de 12 años de edad que se desenvuelve como mesonero en un kiosco de comida rápida durante la noche. De día, vende caramelos y dulces en las afueras de Farmatodo.

Dice que aprovecha que solo ve clases tres días a la semana. “No me gusta estar en mi casa, no soporto estar ni una hora encerrado, sabiendo que puedo ir a vender algo a la calle o trabajar en las noches”, afirmó.

El caso de Adrián es bastante llamativo, porque desde hace años se le observa en diversos puntos de la ciudad, desde comercializando dulces hasta apelando a la solidaridad de los cumaneses

Asimismo, en distintas oportunidades ha sido abordado por las autoridades en materia de protección de menores, pero se ha escapado porque no le gusta estar en ningún albergue, según manifestó.

Infancia perdida

Cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, un flagelo que se encuentra a la vista de todos en ciudades como Cumaná y Carúpano en el estado Sucre, en el oriente de Venezuela, mientras las medidas del Estado para disminuir este problema son inexistentes. Se trata de una efeméride que fue establecida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde el año 2002 para denunciar la explotación infantil.

De acuerdo con expertos, esta es una realidad que es “invisibilizada” por la ausencia de cifras oficiales que permitan conocer la magnitud real del problema en el país. Además, coinciden en que la crisis económica, las deficiencias de la educación en la actualidad y la violencia son factores que empujan a los niños, niñas y adolescentes (NNA) a cambiar su infancia por trabajo.

Vale decir que el trabajo infantil puede llegar a impedir que los niños continúen con sus estudios y disminuye sus oportunidades cuando llegan a la adultez. Igualmente, especialistas advierten que para los NNA en situación de calle o que son activos laboralmente, existe una línea muy delgada y que es fácil de romper entre el narcotráfico, la prostitución y la delincuencia.

En el estado Sucre, la presencia de infantes en autobuses, locales de comida rápida, heladerías, centros comerciales y otros lugares para comercializar productos o pedir ayuda económica es de larga data.

Ciudadanos afirman que es una realidad que aunque tiene mucho tiempo ocurriendo, en los últimos dos años ha tomado auge. Entre esos lugares “preferidos” por los menores en Cumaná se encuentran Farmatodo, la avenida Bermúdez y Mariño (centro económico de la ciudad), el Miniterminal, el Mercado Municipal y las conocidas “calles del hambre”.

Fuentes consultadas para la elaboración de este reportaje confirmaron a Lapatilla.com que en el principal centro de expendio de alimentos de la primogénita del continente americano se ven a niños y adolescentes pidiendo alimentos, trabajando a cambio de dinero o víveres, robando, consumiendo alcohol y hasta siendo objeto de explotación sexual.

Peligros latentes

La coordinadora del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) capítulo Sucre, Carmen Julia III Amundarain, informó que la entidad oriental sigue siendo un “foco de migraciones hacia las islas del Caribe, específicamente hacia Trinidad y Tobago”, motivo por el que se sigue viendo el tráfico de niños, niñas y adolescentes, incluso, desde otras regiones del territorio nacional.

La vocera del OVV Sucre refirió que la familia sucrense está “desmembrada” por la migración, problemas intrafamiliares, pobreza, violencia intrafamiliar, circunstancias que aceleran ese contacto de los NNA con la calle como método de sobrevivencia.

Amundarain precisó que el punto de partida es Güiria, capital del municipio Valdez, y añadió que existen casos en los que utilizan documentación ilegal para lograr su cometido. Según las investigaciones del OVV Sucre, el alto costo de la vida, la violencia y garantizar la alimentación en sus hogares son los principales motivos de los infantes para decidir salir a las calles a buscar empleos.

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