La definición de un cronograma electoral es un clamor que debe unirnos como país. Más allá de consideraciones técnicas, que a esta fecha no exista una hoja de ruta clara, es un atentado directo a los derechos políticos de los venezolanos. Con el Acuerdo de Barbados, todos como país vimos una luz en el horizonte: la realización de elecciones en el segundo semestre de este año 2024.
Partiendo de esa definición principal en el acuerdo, estamos aún a tiempo de darle a los venezolanos la oportunidad de elegir mediante el voto libre, universal y secreto, la opción de su preferencia. No existe limitante constitucional ni de proceso electoral que impida que este año tengamos elecciones y que podamos manifestarnos a través del voto como herramienta de cambio, como un aliento de progreso.
Más allá de las consideraciones técnicas, la definición de un cronograma electoral es una garantía de derechos humanos, que pasa por darle respuesta a puntos elementales como la actualización del registro electoral permanente. Miles de jóvenes, dentro y fuera de Venezuela, quieren y merecen manifestarse a través del voto. Ese derecho que hoy se vulnera necesita de la más feroz defensa de todos como país. Y nosotros, en esta lucha por la democracia, debemos darle voz a ese clamor.
Pero además la participación de observadores internacionales puede brindarle a todo el país, mayor confianza en el proceso. Venezuela necesita transparencia y garantias. Y para que podamos contar con veedores como la Unión Europea, no solo el día electoral sino en todo el proceso previo, se necesita la definición de los lapsos y la invitación formal. Esperar la cuerda para evitar que eso suceda es un ataque directo a la confianza del elector. Exigimos respeto para los derechos de los venezolanos. Exigimos respeto para todo un país cansado de discusiones estériles y del atropello de lo que por mandato le corresponde.
En esa exigencia, debemos además levantar las habilitaciones que hoy atentan contra los derechos humanos y políticos de grandes liderazgos de este país, pero también, a las opciones electorales de partidos que han estado en esta lucha titánica durante las últimas décadas, y que hoy de forma arbitraria, se ven imposibilitados de estar en la boleta. El venezolano reconoce la opción de cambio en la calle y merece tener esa representación en el tarjetón.
Actuar en defensa del voto incluye además la necesaria auditoría técnica para el sistema electoral, promovida por todas las fuerzas políticas, donde se verifique el comportamiento del proceso y del funcionamiento de las máquinas electorales.
En definitiva, un cronograma electoral es la primera y mayor garantías para los venezolanos en la defensa del voto. Es una señal de respeto a un país que está decidido a salir adelante y que ya ha sufrido lo suficiente, dejando sangre, sudor y lágrimas, anhelando una luz de esperanza. El ejercicio del voto es un acto de conciencia individual pero antes de llegar a él, hay todo un trayecto que nos necesita unidos para lograrlo, exigirlo, defenderlo. Que esta urgencia colectiva nos muestre el viaje hacia la recuperación de Venezuela.
Por Rafael Ramírez Colina
SuNoticiero