Nuevos inmigrantes que llegaron a Estados Unidos mayormente desde Venezuela y Colombia y carecen de permisos de trabajo han encontrado un salvavidas para generar ingresos al aprovechar leyes vigentes que autorizan a no residentes a abrir sus propias compañías.
“Muchas de estas personas llegan con una sólida historia laboral de sus países, pero no califican para un Estatus de Protección Temporal (TPS) o para un permiso de trabajo. Entonces, abren una compañía de responsabilidad limitada (LLC) y así consiguen contratos”, explicó a Efe Marta Hernández, presidente de una empresa de limpieza al norte de Denver, en el estado de Colorado.
Hernández, ciudadana estadounidense, necesita constantemente personal para la limpieza de casas y oficinas. Con la ayuda de un abogado especializado (para verificar documentos y antecedentes), ayuda a los interesados a abrir sus propias empresas y luego ella contrata a estos nuevos negocios sin correr el riesgo de romper la ley.
No existen leyes que impidan a un indocumentado formar y poseer legalmente un negocio en cualquier estado”, afirmó Hernández, agregando que “cualquier empresa de propiedad legal, con su número de identificación y debidamente registrada, puede contratar los servicios de otra empresa de propiedad legal”.
Las nuevas empresas de los recién llegados a Colorado, en su mayoría venezolanos, se enfocan en construcción, paisajismo o remoción de nieve, pero algunos más aventureros tienen barberías móviles o reparto de alimentos, según información de la organización Vecinos de Highland.
Los ejemplos de la lucha de los nuevos inmigrantes se observan por todo el país. Por ejemplo, en la capital del país decenas de inmigrantes en patinetas motorizadas reparten alimentos a domicilio trabajando para plataformas, luego de haber accedido a esa opción por contactos directos o tras responder a avisos en las redes sociales para “alquilar” los vehículos o las rutas de entrega, según reportó el Washington Post.
“Eso es exactamente lo que yo hago”, confesó a Efe el suramericano Sergio Ruiz, que aceptó una “ruta prestada” de entrega de comidas a domicilio (trámite que completó con su LLC) y aprovecha esas entregas para promover sus propias creaciones pasteleras.
“De lunes a jueves entrego la comida de otros. De viernes a domingo recorro en carro todo Denver y la zona norte de Colorado con mis entregas. Todo lo cocino en mi propia casa. Publico algo en Facebook y la gente me llama”, explicó el inmigrante.
Un trabajo similar realiza el colombiano Édgar Rodríguez en California. Asegura que en una buena semana gana cerca de 800 dólares netos, mucho más de lo que obtendría ganando el salario mínimo.
Con información de Noticia al Día