Freddy Sánchez caminó junto con su familia durante horas bajo un sol abrasador hasta entrar a territorio estadounidense gracias a una brecha en la frontera en el desierto californiano, apenas un día después de que el presidente Joe Biden anunciara nuevas restricciones migratorias.
«Aunque digan que cierren fronteras, nunca se va a poder cerrar porque quieran o no es una fuente de trabajo para muchas personas», dijo Sánchez, uno de los tantos que llegaron en busca de asilo el miércoles a la pequeña comunidad de Jacumba Hot Springs, en la frontera entre Estados Unidos y México.
El hombre, de 37 años de edad, que viajó durante semanas por tierra desde su natal Guatemala, escuchó sobre cambios en la frontera el mismo martes, la víspera de cruzar hacia Estados Unidos.
«Lo pensé y me desanimé. Pero con la misma dije ‘No, en el nombre de Dios vamos a llegar’. Y aquí estamos, más dentro que fuera», afirmó.
Alex Román, colombiano de 31 años de edad quien cruzó a través del mismo penoso y desértico camino que Sánchez y su familia, también escuchó sobre el decreto cuando estaba del lado mexicano.
«Pues había que sacarlo adelante. Porque todo el dinero que se invierte para venir a esta tierra… como para ¿devolverse sin intentarlo?», refirió.
El número de cruces ilegales alcanzó récords durante el gobierno de Biden.
A los pies del muro, unos 80 migrantes de la India, China, Honduras, Nicaragua, Turquía, República Dominicana y Jordania aguardaban por una oportunidad de defender sus casos.
Biden firmó el martes un decreto ejecutivo para impedir la entrada a los migrantes en busca de asilo que buscan cruzar fuera de los puertos oficiales fronterizos, en un intento de neutralizar las críticas a su gestión.
El número de cruces ilegales a lo largo de la frontera de 3.050 kilómetros alcanzó récords durante su gobierno, llegando a totalizar 10.000 en un único día en diciembre del año pasado, algo que los republicanos atacan sin cesar.
La cifra ha disminuido en los últimos meses, pero el tema es amargo para Biden, en busca de la reelección, al tiempo que la campaña de su rival Donald Trump, centrada en un mensaje antimigratorio, gana adeptos con la promesa de deportar a millones y reforzar la frontera.
La medida anunciada por el presidente demócrata le permitiría «suspender la entrada» de migrantes cuando el promedio diario de aprehensiones supere las 2.500 durante una semana consecutiva.
Esta cifra es inferior al promedio diario desde febrero de 2021, destacó el martes Adam Isacson, especialista en migración del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, por lo que la medida debería entrar en efecto de inmediato.
«Nada ha cambiado»
Sin embargo, no se notaban cambios el miércoles en Jacumba Hot Springs.
«Nada ha cambiado», dijo bajo anonimato un oficial de la patrulla fronteriza tras contabilizar las decenas de migrantes que se agolpaban a la espera de pasar a los centros de procesamiento.
Con información de AFP