El Consejo Nacional Electoral (CNE), considerado el “mejor” en dos décadas pese a que el chavismo mantenía una mayoría de tres rectores revolucionarios frente a dos opositores, ha saltado hecho añicos a cuatro meses de las primarias opositoras. El parlamento bolivariano ha comunicado esta noche al país que “ha aceptado la renuncia de los rectores principales y suplentes del CNE”, en referencia a su presidente, Pedro Calzadilla, y a los rectores Alexis Corredor y Tania DAmelio, que esperaba su sustitución desde hace varios meses.
En principio, los dos rectores opositores, Roberto Picón y Enrique Márquez, no han renunciado a su cargo, aunque en fuentes opositoras temen que una intervención del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), principal martillo chavista contra la Unidad Democrática, fuerce un nuevo proceso para todos los rectores, quieran o no.
“Ahora van a nombrar lo que les dé la gana, como parte de su agenda de desmovilización del voto”, certificó Luis Florido, coordinador de la Comisión Internacional de la Plataforma Unitaria. La semana pasada, la Comisión Nacional de Primaria, encargada de llevar a buen puerto la elección del rival que se enfrente a Nicolás Maduro en 2024, había alcanzado un acuerdo con el ya extinto CNE para que asistiera técnicamente este proceso autónomo en el interior del país. Para los votantes en el exterior, de un universo de entre cuatro y cinco millones de electores, se pondrá en marcha una aplicación para ejercer el derecho a voto en 81 ciudades de distintos países, sin participación gubernamental.
“Nos agarró de sorpresa pese a que suponíamos que el régimen en algún momento iba a tomar la decisión de cambiar a la directiva, era una espada de Damocles desde hace varios meses. Sabíamos que iban a pedir la cabeza de Picón y Márquez”, atestiguó a EL MUNDO el experto electoral Jesús Castellanos.
El malestar del Palacio de Miraflores provenía de la doble victoria opositora en las regionales de Barinas, la tierra natal de los Chávez. El primer triunfo de Freddy Superlano (candidato hoy de Voluntad Popular en sustitución del exiliado Juan Guaidó) en noviembre de 2021 fue boicoteado por el chavismo, que ordenó repetir las elecciones en febrero del año siguiente. El ganador entonces también fue opositor, Sergio Garrido, pese a que varios jerarcas del chavismo querían imponer a su candidato, el repudiado Jorge Arreaza, que fuera yerno del comandante supremo y canciller de Maduro.
Fue en ese momento cuando las dudas en el CNE comenzaron a calar en el chavismo. “Automáticamente, esta maniobra dinamita que el CNE apoye técnicamente las primarias. La Comisión va a tener que organizar el proceso por ella misma con todo lo que significa. Además, está claro que de cara a las presidenciales de 2024 al régimen no le interesaba mantener el actual CNE. Fue potable para unas elecciones locales que no les ponían en mucho riesgo, pero ahora va a buscar una directiva que desmotive a la oposición, genere fricciones internas y frustración en la población”, resumió Castellanos para este periódico.
La configuración del CNE dinamitado por Maduro se consiguió durante los diálogos entre gobierno y la oposición, con el visto bueno de la Unión Europea.
“La dictadura de Maduro avanza en sabotear primaria y elección presidencial. Un CNE tutelado en el que no confían y hacen cuesta arriba el uso de la infraestructura del Estado (colegios electorales, CNE) para realizar primaria. La respuesta debe ser más unidad y lograr la primaria autogestionada”, respondió Guaidó desde el exilio.
Por El Mundo
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