Cuando Hugo Chávez juró por primera vez como presidente de Venezuela, el 2 de febrero de 1999, Michell Cabrera no había nacido, Katexa Sánchez tenía un año y Alfonso López, cuatro.
Forman parte de una generación que no conoce otra forma de gobierno en Venezuela: el chavismo tiene 25 años en el poder.
“Quisiera irme del país para vivir otra cosa”, dice a la Voz de América Cabrera, hoy con 23 años y recién graduada de Comunicadora Social.
Chávez gobernó hasta su muerte en 2013, y luego su heredero político, Nicolás Maduro, quien, aunque no ha confirmado, aparece como candidato natural para buscar un nuevo mandato de seis años este 2024.
Tengo recién 26 años y obviamente siempre he vivido en lo mismo”, Katexa Sánchez, vendedora.
Los comicios presidenciales no tienen aún fecha. La debe fijar el Consejo Electoral (CNE), de línea oficialista, para algún domingo entre julio y diciembre.
Mientras Maduro no confirma su candidatura, casi segura, a María Corina Machado, electa en unas internas de la oposición, en octubre de 2023, el Tribunal Supremo de Justicia le ratificó la semana pasada una inhabilitación política que le impide presentarse.
“Siempre he vivido lo mismo”
“Tengo recién 26 años y obviamente siempre he vivido en lo mismo”, expresa Sánchez en el mercado popular de Caracas donde trabaja desde 2020, cuando paró sus estudios.
Describe “2016 y 2017” como años «muy traumáticos”.
Pero trata de no inmiscuirse en la política. “Soy consciente de que estoy en un mercado que está bajo la tutela de la revolución y me apoyo siempre va a estar en el lugar donde llevo el sustento a mi casa”.
Son 25 años donde “se han perdido oportunidades”, lamenta por su parte López, de 29 años, desde la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde está por terminar su carrera como economista.
“No pudimos vivir una adolescencia tranquila, desde muy temprano tuvimos que vivir crisis, fuerte (…), es muy triste pensar que con la edad que tengo voy a empezar a hacer cosas que quería hacer hace casi diez años”, sigue.
“Vivimos en la Venezuela donde trabajamos para comprar comida, pero decirte que puedo reunir, por ejemplo, para una laptop, no”, reprocha por su parte Cabrera, que nació dos años después del inicio del chavismo.
En su caso, baraja la posibilidad de emigrar a España. Señala que perdió la “ilusión” de ver un cambio en la conducción del país.
“Me hablas de María Corina Machado y no me interesa. No va a poder ir a las elecciones”, dice incrédula ante un escenario en el que la opositora pueda correr en las presidenciales.
“¿Para qué lo van a seguir intentando si ya lo intentamos tantas veces?”, se cuestiona una y otra vez.
Por su parte, López aclara que “el descontento es generalizado”, no solo con el gobierno sino también con la oposición por su “enorme ineficiencia durante todos estos años”.
Pero él sí considera que Machado “es la que tiene más oportunidades de liderar un cambio” en el país este 2024.
La vida y el país por “etapas” durante el chavismo
Cabrera recuerda las “muchas etapas” que enfrentó durante años junto a millones en el país; escasez de alimentos y de medicinas, fallas del suministro de gasolina, protestas sociales, apagones eléctricos, detenciones de conocidos por razones políticas, además de la hiperinflación que pulverizó el poder adquisitivo.
“Primero fue la escasez de alimentos, las colas (filas), el no poder tener dinero para comprar comida (…) Había necesidades, necesidades de que o comprabas comida o veías que hacía”, sigue.
También vio a muchos compañeros abandonar su escuela, por falta de recursos para costearla.No olvida tampoco la detención de John Hader Betancourt, papá de un amigo, que fue detenido meses después de tomarse una foto con el opositor Leopoldo López, en 2019.
“Por darle una mano a Leopoldo López es un preso político y sigue actualmente como preso político y ese niño no ha visto a su papá”, cuestiona.
Entonces, “para vivir otra cosa”, Cabrera quiere irse del país “en un futuro” y “poder vivir en carne propia lo que es salir de Venezuela y que es vivir fuera”.
VOA