Por tercera vez consecutiva, Nicolás Maduro busca ser reelegido como presidente de la República Bolivariana de Venezuela en unas elecciones que están programadas para finales de 2024. Si se repite la tendencia de las dos elecciones presidenciales previas, es muy probable que grupos armados y redes criminales afines al gobierno interfieran nuevamente en las diferentes etapas de los comicios.
La maquinaria electoral que construyó el presidente Hugo Chávez para ganar las elecciones de manera categórica fue heredada en gran medida por su sucesor, Nicolás Maduro. Sin embargo, debido al aumento de la crisis económica en el país, el capital político del chavismo se fue desvaneciendo y su sucesor tuvo que recurrir a nuevas tácticas para mantenerse en el poder.
A cambio de dominio territorial y participación en economías criminales, Maduro encontró en los grupos armados la lealtad política y la manipulación electoral que necesitaba para asegurar el desenlace de las votaciones. El Centro Carter y medios de comunicación documentaron como los colectivos armados y guerrillas de origen colombiano intercedieron de manera violenta en el desarrollo de las dos elecciones previas que llevaron a Maduro a ganar la presidencia.
Igualmente, la intromisión electoral por parte de actores criminales en Venezuela fue resaltada en el informe más reciente de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea, elaborado en noviembre de 2021, año en el que se llevaron a cabo elecciones para cargos ejecutivos y legislativos tanto a nivel municipal y estatal.
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