La inseguridad alimentaria severa en los venezolanos creció en el 2023 y asciende a 45,2% de la población, lo que equivale a 13 millones de personas. Es decir, casi la mitad de los ciudadanos no dispone de ninguna posibilidad de alimentos y pasan a estar en una situación crítica, indica el más reciente informe de HumVenezuela.
Pese a que los datos indican que la disponibilidad de alimentos creció cuatro puntos porcentuales, pasando de 44,4% a 48,4% con respecto a 2022, el bajo ingreso les impide a las familias acceder a estos, pues el salario mínimo que es de apenas Bs 130, equivale a $3,62 a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela del 11 de enero; no alcanza para cubrir la canasta alimentaria que el pasado mes de noviembre se ubicó en $522,01; lo que lleva a las personas a buscar alternativas para sobrevivir y poder adquirir comida.
«Las familias sacrifican todo lo que tiene que ver con salud y con educación para poder comer. Aproximadamente 75% de las familias gasta más de 50% de su ingreso en alimentación, empiezan a vender sus pocos enseres para tratar de compensar el ingreso y comprar ciertos alimentos; lo que hace que la vulnerabilidad de estos hogares sea muy alta», expone Maritza Landaeta, investigadora de estudios de creación de patrones de crecimiento nutricional, planificación y nutrición.
Los más afectados
Maritza Landaeta, coordinadora de la Fundación Bengoa y del Observatorio Venezolano de Salud (OVS), explica que toda la población se ve afectada, pero añade que la inseguridad alimentaria influye de manera directa en la calidad de vida de los niños, mujeres embarazadas y los adultos mayores. Asegura que por esto «ha aumentado la mortalidad infantil con cifras altas».
Sin embargo, en el país no existen datos oficiales de distintos indicadores de salud desde el año 2016 cuando se publicó el último boletín epidemiológico. En ese entonces, la mortalidad infantil pasó entre los años 2000 a 2016 de 19,4% a 20,23% por 1.000 nacidos vivos; lo que significa un aumento de 4,3% en ese período.
Los estragos del aumento de la inseguridad alimentaria se evidencian en desnutrición aguda y crónica en menores de cinco años; lo que, detalla Landaeta, perjudica el crecimiento físico de los niños y puede llegar a afectar el desarrollo cognitivo. Entre 30% y 35% de la población infantil se encuentra en esta situación, de acuerdo con estudios de diversas organizaciones ante la ausencia de informes nacionales emitidos por las autoridades.
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