El gobernador de Texas, Greg Abbott, criticó este martes las nuevas restricciones al asilo en la frontera que fueron anunciadas por la Administración del presidente Joe Biden, asegurando que no harán nada para disminuir los cruces irregulares.
Las medidas, que entraron en efecto este miércoles a primera hora, «no cambian nada con respecto al caos que creó Biden en la frontera», señaló el republicano en una entrevista con la cadena Fox News.
A partir de hoy, la mayoría de personas que sean detenidas cruzando de manera irregular hacia Estados Unidos serán consideradas «no aptas» para pedir asilo, salvo en algunos casos excepcionales o que cumplan con unos estándares más estrictos para aplicar a otro tipo de protecciones.
Las restricciones, duramente criticadas por grupos en defensa de los derechos humanos, solo se levantarán cuando los cruces irregulares bajen de más de 2.500 a un promedio de 1.500 al día, una cifra que no se registra desde 2020.
Abbott, aliado cercano del expresidente Donald Trump y pionero en las medidas antimigrantes en Estados Unidos, aseguró que lo que las restricciones harán es incrementar la cantidad de personas que cruzan sin ser detectadas por las autoridades.
«Atraerá a más personas a venir a nuestro país de manera ilegal; hay gente que cruza todos los días que no quiere pedir asilo, que son criminales, violadores, asesinos», dijo en la entrevista.
Para pedir asilo en Estados Unidos, la ley estipula que una persona debe estar ya en territorio estadounidense.
El gobierno de Biden impuso en 2023 un sistema de citas, a través de una aplicación móvil llamada CBP One, que limita la cantidad de personas que puede presentarse cada día en los puertos de entrada a pedir esta protección. En toda la frontera, que abarca más de 3.139 kilómetros, solo hay disponibles 1.450 citas diarias.
Desesperados y ante los peligros que supone quedarse en México, donde están sujetos a la violencia de los carteles y la inseguridad, muchos migrantes deciden cruzar de manera irregular hacia Estados Unidos para entregarse a las autoridades estadounidenses.
Las nuevas restricciones buscan impedir que la mayoría de estas personas puedan pedir asilo y que sean deportadas rápidamente a sus países de origen o a México si son mexicanas, venezolanas, cubanas, haitianas o nicaragüenses.
Sin embargo, aún queda por verse de qué manera el Gobierno consigue hacer cumplir las nuevas órdenes, ya que tiene una capacidad limitada tanto para mantener a la gente en los centros de detención para migrantes como para llevar a cabo vuelos de deportación.
Cientos de miles de personas han llegado en lo que va del año a la frontera sur de Estados Unidos, la primera economía del mundo, en busca de mejores oportunidades y huyendo de profundas crisis sociales y políticas en países como Venezuela, Nicaragua o Haití.
Todo el continente americano está registrando cifras elevadas de movimiento de personas, con más de 21 millones actualmente desplazadas, según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
EFE