Walter Cunningham, el último de los tres astronautas a bordo del primer vuelo espacial Apolo tripulado que orbitó la Tierra en 1968, ha muerto este martes a los 90 años de edad en Houston, según ha anunciado la agencia espacial estadounidense NASA.
“La NASA siempre recordará sus contribuciones al programa espacial de nuestra nación y envía nuestras condolencias a la familia Cunningham”, ha indicado el director de la NASA, Bill Nelson.
“Walt Cunningham fue piloto de combate, físico y empresario, pero, sobre todo, fue un explorador”, ha declarado Nelson, que ha asegurado que “Walt y sus compañeros de tripulación hicieron historia” en el Apolo 7, “allanando el camino para la Generación Artemisa que vemos hoy”.
La familia del ex astronauta ha afirmado que le gustaría expresar su “inmenso orgullo por la vida que vivió”, así como la “profunda gratitud por el hombre que fue”. “El mundo ha perdido a otro verdadero héroe, y lo extrañaremos mucho”, ha sentenciado.
La directora del Centro Espacial Johnson de la NASA, Vanessa Wyche, ha agregado que se encuentran “en deuda con el servicio de Walt”, mientras que ha destacado “su dedicación al avance de la exploración espacial humana”.
Cunningham nació el 16 de marzo de 1932 en Creston, en el estado de Iowa. Se licenció con honores en Humanidades y en Física en 1960 y realizó una Maestría en Humanidades con distinción en física en 1961 en la Universidad de California, en Los Ángeles.
Se unió a la Armada en 1951 y sirvió en servicio activo con el Cuerpo de Marines de los EE.UU., retirándose con el rango de coronel, tras haber volado en 54 misiones como piloto de combate nocturno en Corea.
Tras trabajar como científico en una corporación privada, fue seleccionado como astronauta en 1963, como parte de la tercera generación de astronautas de la NASA.
El 11 de octubre de 1968, Cunningham pilotó el vuelo de 11 días del Apolo 7, la primera prueba tripulada del proyecto espacial Apolo. La misión marcó la reanudación del programa de vuelos espaciales lunares de la NASA 21 meses después del incendio que mató a los tres miembros de la tripulación del Apolo 1 —Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee— durante un ensayo de lanzamiento en tierra a finales de enero de 1967.
Antes de su asignación al Apolo 7, Cunningham había sido el piloto de reserva del módulo lunar en la malograda misión Apolo 1, y formó parte de la tripulación principal del Apolo 2 hasta su cancelación.
Con Walter M. Schirra, Jr. y Donn F. Eisele, probó las maniobras necesarias para el acoplamiento y el encuentro en la órbita lunar utilizando la tercera etapa de su vehículo de lanzamiento Saturn IB. La tripulación completó con éxito ocho pruebas, señala la NASA.
El vuelo de 263 horas y 4,5 millones de millas (unos 7,2 millones de kilómetros) amerizó el 22 de octubre de 1968 en el Océano Atlántico.
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