La primera temporada de Cristiano Ronaldo en el campeonato de fútbol de Arabia Saudita no desató las pasiones tanto como se esperaba. Sin embargo, la vía abierta por el portugués podría servir para la llegada de otras superestrellas al país.
De los fuegos artificiales y la euforia cuando llegó Ronaldo, cinco veces Balón de Oro, a una cierta apatía en el final de esta temporada saudita, así fue el recorrido de CR7 en apenas unos meses. Lo simbolizaba su último partido del curso, el miércoles ante el Al Fateh, que el jugador del Al Nassr siguió desde el banquillo por un problema físico.
Después de contratar a Ronaldo para dos temporadas y media y con un contrato cuyo cuantía ascendería -según informaciones no confirmadas- a 400 millones de dólares, el Al Nassr terminó segundo en la liga saudita. Se fue sin trofeo pero con el consuelo de una clasificación para la Copa de Campeones asiática. Y el portugués tan solo anotó 14 goles, 5 de ellos de penal.
Pese a los resultados deportivos, la llegada del jugador de 38 años sigue siendo una buenísima operación de marketing para el fútbol saudita. Se quiere dar el gran salto en el panorama internacional, buscando además convertirse en un destino atractivo para inversores y turistas.
Según varios medios de comunicación, el siete veces Balón de Oro Lionel Messi recibió una oferta faraónica de 400 millones de euros por año para aterrizar también en el reino. Y, desde el martes, la prensa española habla de una oferta del Al-Ittihad al atacante francés del Real Madrid y último Balón de Oro Karim Benzema.
Los inmensos recursos del fondo de inversión público saudita podrían permitirlo. Financian ya la liga disidente de golf LIV y han permitido la adquisición del club inglés Newcastle United.
Arabia Saudita sueña también con organizar en el futuro el Mundial de fútbol, siguiendo el ejemplo del vecino Qatar. Se asociaría eventualmente para ello con Egipto y Grecia en una candidatura conjunta.
«Los hinchas quieren trofeos»
Los esfuerzos de las autoridades sauditas para hacerse un lugar en el mundo del deporte resultan a menudo como un intento de enmascarar el balance del país sobre derechos humanos. El año pasado, 81 ejecuciones ocurrieron en un mismo día y la homosexualidad sigue siendo perseguida.
El asesinato del periodista Jamal Khashoggi en las instalaciones del consulado de Arabia Saudita en Estambul en 2018 provocó una ola de indignación internacional.
Ronaldo realizó muy pocas declaraciones públicas desde su llegada a la temporada saudita acompañado de su pareja, Georgina Rodríguez.
«Poco a poco, creo que este campeonato será uno de los cinco primeros del mundo», aseguró Cristiano Ronaldo en una entrevista.
La llegada de Ronaldo dirigió los focos a la liga de Arabia Saudita. El número de personas que siguen al Al Nassr en Twitter pasó de 800.000 a 4 millones. En Instagram pasó de 2 millones a más de 14 millones.
Las aficionadas, que hace apenas unos años tenían vetada la entrada a los estadios, están ahora habitualmente en la grada y la presencia de Ronaldo atrajo a un público familiar.
Pero un sector de la hinchada se queja, eso sí, del rendimiento de Ronaldo, del que esperaban más.
Después del empate del Al Nassr ante el modesto Al Khaleej hace dos semanas, Mubarak Al Shehri, un hincha, se indignaba con «la mala e incomprensible actuación» de Cristiano Ronaldo.
Otro aficionado, Ibrahim Al Suwailem, ponía en cuestión la decisión de haberle fichado: «Solo Cristiano Ronaldo no es suficiente. ¿Vale tanto dinero? Es por la publicidad, pero los hinchas quieren ganar campeonatos».
AFP
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