Aunque actualmente vive en California, el príncipe Harry se encontraba en el Reino Unido cuando la monarca falleció a los 96 años el pasado mes de septiembre. Aun así, su nieto no pudo llegar a tiempo a la finca de Balmoral, en Escocia, para despedirse de ella, aunque sí pudo pasar algún tiempo a su lado después de que ella se hubiera ido y dedicarle unas últimas palabras en las que aprovechó para recordar también a su abuelo, el príncipe Felipe, que había muerto 17 meses antes.
«Fue difícil, pero no dejaba de pensar en cómo había lamentado no ver a mi madre al final. Me quedé en un sitio sin moverme, contemplándola durante mucho tiempo, cogí fuerzas y seguí adelante. Le susurré que esperaba que fuera feliz y que estuviera con el abuelo», explica en su libro de memorias ‘Spare’.
También aprovechó para decirle, por si no había quedado claro hasta entonces, lo mucho que la admiraba por haber dedicado la mayor parte de su vida al servicio de la nación y haber continuado con sus compromisos públicos hasta el final.
A continuación, Harry salió de la habitación para comunicar a su esposa Meghan, duquesa de Sussex, que había llegado sano y salvo a su destino. Ella no le acompañaba porque su padre, el actual monarca Carlos III, le había dejado claro que la antigua actriz no sería bien recibida.
«Me dijo que yo era bienvenido en Balmoral, pero que él no la quería… a ella. Empezó a exponer sus razones, que eran absurdas e irrespetuosas, y yo no las acepté. Le respondí: ‘No vuelvas a hablar de mi esposa de esa manera».