El «compre ahora, pague después» alza vuelo por un crédito bancario que no levanta cabeza

4 diciembre, 2023

Como una suerte de bandera de conquista, pancartas amarillas se han apoderado de las fachadas de los centros comerciales en el último año. Son el distintivo de Cashea, una empresa que gestiona microfinanciamientos bajo el modelo de «compre ahora, pague después», provocando un fenómeno en una población que desconoce el crédito bancario desde hace al menos cinco años.

Durante las últimas semanas, Cashea ha sido tema de conversación constante en la red social X, un síntoma de su creciente número de usuarios y de un uso más expandido de cara a la temporada navideña, caracterizada por su dinamismo comercial. En este contexto, las alternativas privadas de financiamiento popular cobraron gran importancia para los venezolanos, ya que pueden afrontar ciertos gastos aminorando el impacto inmediato en el bolsillo. Y mientras ven como inalcanzable el crédito bancario tradicional.

Los «estrenos», el «Niño Jesús», los adornos de Navidad para el hogar y demás tradiciones entran en el rango de uso de varias alternativas que permiten comprar bienes y servicios a mitad de precio y pagar el restante a plazo, mediante cuotas quincenales sin intereses.

Desde 2021, la economía venezolana empezó a mostrar signos de recuperación tras perder 80% del Producto Interno Bruto (PIB) que tenía en 2013. Este tímido rebote se sustentó en una dinámica primordialmente comercial, caracterizada por la venta de productos importados a precios bajos, mientras que la producción nacional permaneció en niveles mínimos.

Esta dinámica se mantuvo a flote gracias al consumo de la población que adquiría estos bienes importados y tras la dolarización de facto. Sin embargo, la inflación en bolívares y dólares, así como el estancamiento de los salarios propiciaron un techo corto para esta ola de consumo.

Durante el último trimestre de 2022 y todo 2023, el consumo sufrió una caída significativa y, por lo tanto, la actividad económica también. El escaso poder adquisitivo de la población y el nulo crédito personal formaron un cóctel que detuvo el poco consumo que había en el país.

Sobre las alternativas privadas de financiamiento, el presidente de la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavecom-e), Richard Ujueta, comentó a TalCual que estas herramientas fueron vitales de cara al reinicio de actividades escolares, puesto que cientos de padres acudieron a estos microfinanciamientos para comprar útiles y uniformes escolares.

«El regreso a clases se paleó de forma importantísima con esos microcréditos. Las familias comprando morrales, útiles, ropa para los niños en cuotas muy pequeñas y créditos de 50, 80, 100 o 150 dólares, que permitieron a las familias venezolanas incursionar en esa área y tomar esos beneficios», recalcó.

Este caso, casi anecdótico, recuerda la situación crediticia en el país. Opciones de financiamiento para cubrir montos de apenas decenas de dólares se convierten en una salvación para millones de venezolanos con salarios hundidos en el umbral de la pobreza.

De acuerdo con cifras de Ecoanalítica hasta mayo, el ingreso individual de 65% de la población laboral del país es de menos de $100. Otro 20% genera entre $100 y $300. Esto quiere decir que estos microfinanciamientos representan al menos la mitad de la cantidad de dinero que genera mensualmente 85% de la población.

Esta realidad explica el meteórico crecimiento de Cashea en el último año, pues la empresa aprovechó la ausencia de créditos bancarios para extenderse en el mercado venezolano y hacer crecer su base de clientes en tiempo récord.

Cashea alivia el bolsillo

De acuerdo con el fundador de Cashea, Pedro Vallenilla, hasta octubre de 2022 la aplicación contaba con 20.000 usuarios registrados. Un año más tarde, han registrado a más de 1.400.000 personas. Esta diferencia se traduce en un crecimiento de aproximadamente 6.900% en tan solo 12 meses.

Para el también director ejecutivo de la empresa, el crecimiento se debe especialmente a la confianza que ha generado la marca y que el principal método publicitario que han tenido es el «boca a boca» de clientes satisfechos, por lo que cuestiona que la propagación del servicio se deba únicamente a la indisponibilidad del crédito bancario. Incluso cree que su modelo puede ser complementario —y no sustitutivo— a la banca tradicional.

«Cashea ha adquirido popularidad a partir de la confianza y las buenas referencias de la comunidad y alianzas comerciales. La viralidad está en el boca a boca. Creemos que no somos un sustituto, sino una solución del crédito al consumo que tiene que existir en el país», argumentó en conversación con TalCual.

No obstante, los propios números de la empresa dejan en evidencia la necesidad crediticia de una población que no cuenta con la banca para cumplir con su principal función, debido a las políticas económicas del oficialismo. Según una encuesta aplicada por Cashea, hasta 90% de sus usuarios nunca han utilizado una tarjeta de crédito, incluso teniendo edad para tramitarla. «Siempre han estado por fuera de las instituciones financieras y han tenido poco acceso a productos de crédito», destacó Vallenilla.

Aunque con una muestra pequeña, estos números coinciden con una encuesta aplicada en la red social X, donde se pidió a personas menores de 25 años votar si habían utilizado alguna vez una tarjeta de crédito. De 71 personas que respondieron entre «sí» y «no», 60 contestaron negativamente, es decir, 84,5% de los participantes. Para la juventud, el crédito bancario es prácticamente una leyenda.

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