Una caravana de más de 6.000 migrantes y una veintena de nacionalidades avanza desde la frontera sur de México a horas de la visita de una delegación estadounidense liderada por el secretario de Estado, Antony Blinken, para abordar el repunte migratorio con el Gobierno mexicano.
“(Las autoridades migratorias mexicanas) nos bajan de los autobuses. Si estamos a punto de llegar a la frontera somos devueltos sin ningún motivo aparente. Nos exigen sacar documentos migratorios pero no son válidos porque nos los rompen en la cara. ¿Cómo se supone que debemos avanzar? Tenemos que subirnos al tren. Esto es culpa de las autoridades de migración. No culpamos al gobierno mexicano, sino a la migración mexicana. Ellos son los únicos responsables de lo que estamos sufriendo los migrantes”, manifestó en diálogo con Reuters un migrante venezolano que no se identificó.
En tanto, su compatriota Heily Peraza expresó a la agencia de noticias citada: “Todo esto es muy difícil, llevo tres meses haciendo esto. Me caí anoche tratando de subir a un tren para continuar mi viaje y el de mis hijos. Han tenido fiebre y gripe debido al frío. Ya no tenemos agua y no sabemos cuándo partiremos. Juegan con los sentimientos de los migrantes: dicen una cosa ahora, luego dicen otra diferente y luego nos dejan varados”.
Este grupo, que partió en Nochebuena como la caravana más numerosa del año, salió del municipio de Huixtla este martes hasta llegar a la aduana del sur del estado de Chiapas, donde se hincaron para rezar.
Los indocumentados pidieron a los funcionarios de Estados Unidos y al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que permitan su avance.
En este contingente viaja Rosa, originaria de El Salvador, donde era trabajadora del hogar antes de abandonar el país por la falta de empleo, por lo que ahora pretende llegar a Estados Unidos para mejorar su calidad de vida, pero se ha topado con los obstáculos del Instituto Nacional de Migración (INM) de México.
“Hay muchos retenes y nos deportan”, dijo a EFE.
“Estamos pidiendo documentos para poder llegar a la frontera norte, pues hay muchas madres que van al sueño americano. En nuestros lugares a veces no está la suficiente economía y empleo, entonces nos toca venir para México para cruzar al otro lado”, relató.
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