Celso Amorim, asesor de asuntos internacionales del gobierno brasileño, declaró este martes que la transparencia en las elecciones presidenciales venezolanas “no fue respetada”, razón por la cual Brasil no reconoce la proclamada victoria del presidente Nicolás Maduro.
La declaración tuvo lugar ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Brasil, donde Amorim presentó la postura de su país frente al controvertido proceso electoral.
Amorim, quien fue canciller durante los dos primeros mandatos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que Brasil ha intentado mediar en la crisis venezolana, manteniendo una postura de “defensa de la democracia, no injerencia en asuntos internos y resolución pacífica de las controversias”.
Sin embargo, enfatizó que la ausencia de los resultados desglosados de los comicios del 28 de julio debilita el principio de transparencia, por lo que Brasil no puede reconocer el resultado ni el triunfo del candidato opositor Edmundo González Urrutia, exiliado hoy en España.
Ante la divulgación de resultados por parte de la oposición, Amorim advirtió que “reconocer resultados distintos en base a los datos recogidos por un candidato, representaría un precedente peligroso para la institucionalidad democrática”.
Además, expresó su preocupación por el estado de los derechos humanos en Venezuela y los nuevos controles implementados sobre la sociedad civil por el gobierno de Maduro tras la votación.
Según Amorim, el interés de Brasil en este asunto es “evitar tensiones que amenacen la paz en Suramérica” y reiteró que la solución debe surgir desde los propios venezolanos.
No obstante, las relaciones bilaterales entre ambos países se han deteriorado progresivamente, en parte debido a la insistencia brasileña en la publicación de resultados detallados del proceso electoral.
En un intento de resolver la crisis, Brasil ha unido esfuerzos con Colombia y México para mediar entre el gobierno y la oposición en Venezuela. No obstante, estas gestiones han sido rechazadas y calificadas de injerencia por el oficialismo venezolano.
Amorim reafirmó que Brasil mantiene disposición para contribuir si ambas partes lo desean, aunque admitió que la situación es compleja.
La tensión aumentó la semana pasada cuando el gobierno de Lula rechazó la solicitud de Venezuela para convertirse en miembro asociado del foro BRICS, lo que fue interpretado por el gobierno como un “gesto hostil” y una “agresión”, atribuida a la “política de sanciones” contra su país.
Amorim sostuvo que Brasil mantendrá la “discreción” y evitará discutir ese asunto a través de la prensa, consideró que la reacción venezolana ha sido “como mínimo desproporcionada”.