La relación entre Donald Trump y Elon Musk se derrumbó de forma estrepitosa este jueves 5 de junio a plena vista del público entre acusaciones mutuas y tras la ofensiva lanzada por el empresario contra el plan fiscal del presidente de Estados Unidos.
Musk incluso se atribuyó la victoria de Trump en las elecciones de 2024: «Sin mí, Trump habría perdido, los demócratas hubieran controlado la Cámara de Representantes y los republicanos se habrían quedado en 51-49 en el Senado», dijo en X.
El desencadenante que dinamitó la alianza entre dos socios que hasta ahora parecían inseparables fue el plan fiscal impulsado por Trump, que según la Oficina Presupuestaria del Congreso, un ente no partidista, incrementará la deuda del país en 2,4 billones de dólares durante la próxima década.
No obstante, la relación entre los dos magnates desde hace años es una montaña rusa.
Inicio de la relación
Antes de las presidenciales de 2016, que Trump ganó, Musk (consejero delegado de Tesla y SpaceX y propietario de X y xAI entre otras empresas) declaró a la cadena CNBC que pensaba que el político y empresario no era «el mejor tipo» para el cargo de presidente.
«No parece tener el tipo de personalidad que refleje bien a Estados Unidos», dijo.
Tras esa victoria electoral, Musk aceptó participar en un consejo asesor que Trump creó, pero tras su decisión de retirar en 2017 a EE. UU. del Acuerdo de París sobre la crisis climática se distanció del mandatario.
Las posturas entre Musk y Trump empezaron a acercarse de nuevo durante el mandato del demócrata Joe Biden (2021-2025). En 2022, el empresario compró Twitter, reactivó la cuenta del republicano y dio más espacio en la red social a las voces extremistas.
En 2023, las críticas de Musk a Biden arreciaron y el empresario multiplicó sus contactos, primero con personas de la esfera de Trump y del Partido Republicano, y en 2024, año electoral, directamente con el entonces candidato a la presidencia.
Con información de EFE