La Universidad de Harvard abrió un nuevo frente en su batalla legal contra la administración de Donald Trump con una demanda presentada este viernes ante un tribunal federal en respuesta a la decisión del Gobierno de revocar su capacidad para inscribir a estudiantes extranjeros.
La demanda de la institución de educación superior más antigua y rica del país argumenta que la decisión del jueves de excluir a la escuela del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio del Departamento de Seguridad Nacional viola la ley.
“Es el último acto del Gobierno en clara represalia por el ejercicio por parte de Harvard de su derecho, amparado en la Primera Enmienda, a rechazar las exigencias del Gobierno de controlar la gobernanza de Harvard, su plan de estudios y la ‘ideología’ de sus profesores y estudiantes”, según una copia de la demanda facilitada por Harvard.
Harvard pide a un juez que bloquee inmediatamente la orden de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos dijo en un comunicado el jueves que “Harvard ya no puede matricular a estudiantes extranjeros y los estudiantes extranjeros existentes deben transferirse o perder su estatus legal”.
La secretaria de Seguridad Nacional, ordenó a su Departamento que pusiera fin a la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP, por sus siglas en inglés) de Harvard, citando la negativa de la universidad a entregar los registros de conducta de los estudiantes extranjeros solicitados por el DHS el mes pasado.
La decisión podría afectar a más de una cuarta parte del alumnado de Harvard, que es mayoritariamente internacional, y que ahora se encuentra sumido en la ansiedad y la confusión tras el anuncio. Profesores advierten de que un éxodo masivo de estudiantes extranjeros amenaza con sofocar la excelencia académica de la institución, incluso mientras lucha contra la administración por su autonomía ideológica.
La Casa Blanca indicó este jueves que “matricular a estudiantes extranjeros es un privilegio, no un derecho” y acusó a la dirección de Harvard de convertir “su otrora gran institución en un semillero de agitadores antiestadounidenses, antisemitas y proterroristas”.
“Han fracasado repetidamente en tomar medidas para abordar los problemas generalizados que afectan negativamente a los estudiantes estadounidenses y ahora deben afrontar las consecuencias de sus acciones”, dijo a CNN la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson.
Harvard y funcionarios del Gobierno de Trump han estado en conflicto durante meses, ya que la administración exige que la universidad realice cambios en la programación del campus, políticas, contrataciones y admisiones para erradicar el antisemitismo en el campus y eliminar lo que llama “prácticas racistas de ‘diversidad, equidad e inclusión’”. La administración se ha enfocado en estudiantes y personal extranjero que considera participaron en protestas polémicas en el campus por la guerra entre Israel y Hamas.
Con información de CNN en Español