En la última semana, los venezolanos volvieron a mirar las cotizaciones del dólar en el mercado no oficial. Un escenario que no es desconocido para un país que en los últimos diez años experimentó una de sus peores crisis económica. El dólar paralelo se disparó: solo entre el 20 y el 28 de agosto aumentó 5,90 % y superó un nuevo tope el pasado jueves 29 al cerrar en 44,17 bolívares.
Economistas consultados indican que una de las razones medulares en el alza del dólar es la misma que advirtieron desde hace meses: la política monetaria del Banco Central de Venezuela (BCV). Pero en el último mes también se suma la inestabilidad política del país, luego de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio.
Para Ingerzon Freites, profesor de la cátedra Política Económica de la Universidad Central de Venezuela (UCV), esto se debe a una mayor demanda de dólares y una oferta en el mercado cambiario oficial que no logra suplir esa necesidad.
“A pesar de que el BCV tiene una intervención importante, en términos generales, en los últimos dos años, esto no ha terminado de satisfacer la demanda y esa demanda podría estar impulsada principalmente por el sector petrolero. Recordemos que hay una reactivación de este sector (con la licencia otorgada por EE. UU. a Chevron) y todos los subsectores asociados están demandando una mayor cantidad de dólares para adquirir materiales, bienes y pagar salarios, esta puede ser una presión”, explica el economista.
Mercado paraleloA diferencia del mercado paralelo, el dólar oficial se mantiene casi sin cambios en la última semana. No obstante, en un año la divisa aumentó 13,11 %, de acuerdo con los datos que reporta diariamente el ente emisor. El miércoles 28 de agosto el tipo de cambio del BCV cerró en 36,59 bolívares por dólar.
Que la tasa de cambio en el mercado oficial se mantenga en este precio pende de una frágil política monetaria a juicio de los especialistas.
Pues en los últimos años el BCV le ha inyectado cada vez más divisas al mercado cambiario, sin embargo, estas medidas no han sido suficientes.Por ejemplo, el economista José Manuel Puente, profesor titular del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), considera que lo primero que debe hacer el Banco Central para revertir esta tendencia en el mercado es sincerar el precio de la moneda.
“El tipo de cambio de equilibrio no es 36 bolívares por dólar”, dice en entrevista también a TalCual. Pero además, agrega que la institución aplica “una política económica incoherente”.
Puente señala que a pesar de los esfuerzos del BCV de inyectar cada vez más divisas en el mercado cambiario, los problemas estructurales se mantienen.
Toma como ejemplo el comportamiento de las colocaciones del BCV en las mesas de cambio de la banca en los últimos meses: en marzo colocó 210 millones de dólares, mientras que en abril fue de 329 millones y en mayo de 332 millones.
Estimaciones
Para junio la intervención seguía siendo cada vez mayor con 438 millones de dólares y en julio en más de 590 millones, según las estimaciones del economista.
Sobre esto, explica que el Gobierno ha tenido que liquidar cada vez mayores volúmenes, pues naturalmente el mercado reacciona a comprar dólares en el mercado oficial a un precio “más barato”.
Freites por su parte, apunta que las medidas del BCV no están alineadas a un programa económico integral en concordancia con las políticas de los ministerios de Finanzas y Petróleo, una vieja crítica que hacen los académicos, por ello, señala que desde el punto de vista lógico de la teoría económica, más que seguir interviniendo, el ente emisor debe adoptar un plan que incluya al resto de los órganos del Estado y así estimular la producción.
“Esta producción pudiera incidir en el aumento del consumo a través de un incremento de los salarios, eso es lo que verdaderamente traería una estabilidad en el tipo de cambio. La estabilidad actual del dólar es artificial, mediante esa inyección de divisas que el Gobierno viene haciendo desde hace un tiempo para acá”, dice Freites.
A pesar de los intentos por retener el precio del dólar oficial, el bolívar igual se devaluó en el último año, en ese lapso la moneda se depreció 11,61 %, al pasar de 32,34 bolívares en agosto de 2023 a 36,59 al cierre del 28 de agosto de este año.
La brecha entre el oficial y el paralelo se ubica alrededor de 20 %, para los especialistas “esto es una distorsión” nociva para la economía, que podría derivar en una aceleración de la inflación y también en el riesgo de que la economía vuelva entrar a recesión, un ciclo del que salió en 2021 cuando el Producto Interno Bruto detuvo su caída.
A juicio de Puente, de no revertirse las medidas económicas actuales estas producirán una importante devaluación del bolívar, lo que se traduce en un impacto recesivo para la economía.
Las proyecciones de crecimiento de la economía venezolana hasta agosto de este año, según firmas económicas como FocusEconomics, eran de 4,5 %. Las autoridades por otro lado afirman que la economía crecerá 8 %.
El mercado se dispara un mes después del 28J
Tras las elecciones del 28 de julio el Consejo Nacional Electoral (CNE) entregó resultados parciales que dieron una victoria a Nicolás Maduro para un tercer mandato. A la fecha la institución no ha publicado las actas de escrutinio mesa por mesa, lo que ha derivado en protestas en todo el país en rechazo a los resultados. La crisis se intensificó luego de que decenas de países, así como la Unión Europea pusieran en duda la veracidad de los resultados del organismo comicial.
La población venezolana, la comunidad internacional, al igual que dos organismos que fueron observadores de las elecciones, como el Centro Carter y el Panel de Expertos de la ONU, siguen exigiendo y presionando por un proceso de verificación imparcial que permita dirimir la crisis política.
El conflicto de las últimas semanas impactó en la dinámica económica. Para el profesor del Iesa, José Manuel Puente, por ejemplo, “no hay manera de mantener estabilidad económica sin un mínimo de estabilidad política”.
Agrega que “Venezuela está en una fase de crisis política, con un Presidente no reconocido aún por gran parte de la comunidad internacional y eso genera dudas sobre el Gobierno y también sobre su política económica. Esos temores se trasladan al nerviosismo del mercado cambiario”.
La presión en el mercado no oficial comenzó a acentuarse en la última semana, para Ingerzon Freites esto tiene un motivo y es que la reacción de los agentes económicos, entre esos personas, familias, no suelen ser tan rápidas. “Los eventos comienzan a suceder y luego hay una reacción sobre eso, en este caso, ya la gente está preocupándose por la inestabilidad política, evidentemente este es un factor que va a influir en la economía”, dice.