La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), con el firme propósito de promover y defender la paz y seguridad, condena la aprobación por parte del régimen de Venezuela de la llamada “Ley para la defensa del Esequibo”, que es absolutamente contraria a los más elementales principios del derecho internacional y reafirma una vez más el patrón dictatorial de quien detenta el poder en Venezuela.
El régimen venezolano, que hace unos días aprobó una “ley” fascista para combatir «el fascismo, el neofascismo y expresiones similares”, también aprueba una llamada “Ley para la defensa del Esequibo” cuyos estándares “legislativos” hacen recordar los antecedentes de tristes episodios históricos que condujeron a anexiones por la fuerza, agresiones militares y destrucción.
La paz y la seguridad regionales dependen de detener al régimen venezolano de avanzar en estos amenazantes propósitos.
El Derecho Internacional condena el crimen de agresión, condena la amenaza de agresión, condena las acciones unilaterales para resolver problemas bilaterales, condena el no cumplimiento y violación de Laudos Arbitrales vigentes y, como comunidad internacional, debemos condenar actitudes belicistas y de amedrentamiento a países y actores internacionales. En ese sentido, valoramos muy positivamente que la República Cooperativa de Guyana haya aceptado la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia en este caso.
En tanto hace unos días rechazamos como violatoria del Derecho Internacional la acción de irrumpir en una embajada, hoy debemos condenar como violatorias del Derecho Internacional las acciones y medidas unilaterales perpetradas el año pasado y recientemente por parte del régimen venezolano con la pretensión de anexar un tercio del territorio de la República Cooperativa de Guyana. La gravedad de estas acciones es absoluta e inadmisible. Tampoco podemos aceptar el amedrentamiento a demás actores internacionales.
Al mismo tiempo, las acciones del régimen venezolano son directamente atentatorias del legado Chavista de tener relaciones en paz y armonía con los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM), así como que la explotación de Guyana de sus riquezas naturales se hiciera en paz.
Como toda “ley” fascista que se precie, no sólo contiene la amenaza externa, sino que también cumple con sus cometidos de represión interna. La utilización combinada de la represión interna con la postura agresiva del régimen hacía la República Cooperativa de Guyana es un nuevo hito en la espiral infinita de pobreza moral y política del régimen venezolano. Esta ley pone en riesgo la seguridad no solamente de Guyana, sino también la paz y seguridad hemisférica.
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