Ruddy Rodríguez reconoce que Dulce, el personaje que interpretó en La casa del fin de los tiempos, dirigida por Alejandro Hidalgo, fue trascendental en su vida.
«Fue un antes y un después. La gente me conocía mucho en otros ámbitos: telenovelas, cine también, y teatro. Pero esto fue un reto. Personificar a alguien que no tiene ninguna afinidad conmigo fue aprender, practicar mucho para hacerlo lo más real posible», expresó en una entrevista telefónica la actriz que vive en Florida, Estados Unidos.
La casa del fin de los tiempos, la película de terror más taquillera en la historia de Venezuela, regresó esta semana a las salas de cine nacionales a propósito de los 10 años de su estreno. El filme cuenta la historia de una madre de familia de clase baja que ve aterradoras apariciones en la casa antigua en la que vive, por lo que intenta descubrir, con ayuda del sacerdote de la zona, qué hay detrás de estos fenómenos sobrenaturales.
La película se ha destacado no solo por su cuidada producción y desgarradoras actuaciones, sino por el giro argumental que sorprendió a los espectadores hace 10 años, comparable al de películas como Sexto sentido de M. Night Shyamalan o Los otros de Alejandro Amenábar.
Para Rodríguez, entre lo más complicado en la caracterización de Dulce estuvo el creerse las limitaciones para caminar y asumir la vejez del personaje, que durante la historia, que se cuenta en dos tiempos, aparece de joven y anciana.
En la actualidad la actriz, Miss World Venezuela 1985 y protagonista de telenovelas como Niña bonita o El magnate, o series como Las Ibáñez, se dedica al ámbito empresarial con su línea de cremas para cuidado facial, ofrece seminarios de motivación en distintas ciudades de Estados Unidos y América Latina y sigue haciendo castings.
«No soy coaching, nada de eso. Lo primero que digo es que no soy ni coaching, ni maestra ni profesora. Lo que hago es compartir experiencias de vida. Ha sido tan maravilloso descubrir lo que le pasa a la gente, cosas de las que se dieron cuenta, cosas que pueden cambiar, al final todo el mundo puede cambiar y mejorar», dijo Rodríguez, que también publica en sus redes sociales consejos para la salud.
¿Costó caracterizar un personaje que atraviesa diferentes períodos?
—Creo que lo primero es que, como tengo una posición muy recta, tuve que encorvar mucho mi cuerpo y achicarlo lo más posible, para que eso creara una manera distinta de caminar. Tuve que meter un pie, eso lo saqué de mi papá, él mete un pie, camina de una manera muy particular. Hay algún tembleque en una de las manos de Dulce que adopté por observación, simplemente observando gente de mucha edad. También traté de ponerle la voz un poco más grave y una dureza en la mirada. Como a ella le pasan cosas, su mirada cambia, se vuelve muy dura por cosas que le sucedieron. Todo me costó, pero lo que más me costó fue fumar cigarrillo. Vengo de tener un papá que se fumaba tres cajetillas diarias. Siempre estuve en contra de que él fumara, que no se logró sino cuando él decidió no hacerlo más. Me costó no porque estuviese en contra del cigarrillo, sino porque nunca estuvo entre mis planes fumar. Pero lo aprendí y lo disfruté mientras duró la producción y después no más.
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