El gris de las cenizas impregna de desolación a la localidad hawaiana de Lahaina, arrasada por los peores incendios de su historia y donde lo único que distingue son las estructuras carbonizadas de los edificios, los esqueletos de los autos calcinados y los tallos cortados de las palmeras.
Según informó el alcalde de Maui, Richard Bissen, unas 850 personas siguen desaparecidas. Además, dijo que ese número tiene una perspectiva alentadora. “Hay noticias positivas en esta cifra, porque cuando comenzó este proceso la lista de personas desaparecidas contenía más de 2.000 nombres”, dijo publicado la noche del domingo.
El gobernador de Hawai, Josh Green, declaró que entre los desaparecidos probablemente hay muchos niños.
Aunque los equipos de búsqueda han cubierto el 85% de la zona de búsqueda, el 15% restante podría llevar semanas, dijo Green en el programa “Face the Nation” de la CBS. El calor extremo del incendio podría hacer imposible recuperar algunos restos.
Criswell reconoció que el proceso podría ser lento, pero dijo que el gobierno federal había enviado expertos del FBI, el Departamento de Defensa y el Departamento de Salud y Servicios Humanos para ayudar en el laborioso proceso de identificación.
Existe una sola carretera para llegar a Lahaina, la ciudad más afectada por los incendios de Maui, y ese es uno de los varios motivos por los cuales no hubo una evacuación eficiente cuando iniciaron las llamas. La zona es fuertemente vigilada por la Policía local y militares que resguardan los vestigios del que fue hogar hasta hace unos días de cerca de 13.000 residentes, quienes ahora duermen en refugios temporales y hoteles.
Unos controles que este lunes han aumentado si cabe aún más ante la visita en unas horas del presidente estadounidense, Joe Biden, y de la primera dama Jill Biden.
Biden y la Primera Dama, Jill Biden, llegarán casi dos semanas después de que unas feroces llamas azotadas por el viento arrasaran la histórica ciudad de Lahaina, cobrándose al menos 114 vidas, y probablemente muchas más.
Infobae
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