La junta directiva del sindicato de actores estadounidense SAG-AFTRA aprobó este jueves por unanimidad iniciar una huelga que se prevé paralizará la industria de Hollywood.
La decisión se tomó después de que el sindicato y los principales estudios de cine y televisión no lograran llegar a un acuerdo sobre un nuevo contrato.
De esta manera se unen a los miembros del Sindicato de Guionistas de EE.UU., que se declararon en huelga el pasado 2 de mayo después de no poder llegar a un acuerdo con la Alliance of Motion Picture and Television Producers (Amptp), un grupo que representa a estudios como Disney, Netflix, Amazon y Apple.
Es la primera vez desde 1960 que los sindicatos que representan tanto a guionistas como a actores hacen huelga al mismo tiempo.
Mientras, el Sindicato de Directores de EE.UU. ya negoció un contrato y no se unirá a la huelga.
Decenas de producciones ya se han detenido desde que los guionistas se declararon en huelga. Con la huelga de actores, se espera que haya aún más retrasos y algunos programas podrían cancelarse por completo.
Los efectos de la huelga ya se dejaron sentir este jueves cuando las estrellas Cillian Murphy y Emily Blunt -que son miembros del sidicato SAG- abandonaron el estreno de la película «Oppenheimer» en Londres.
Vuelco a la industria
Si bien continuarán algunas producciones internacionales, será de forma limitada, ya que SAG-AFTRA representa a más de 160.000 artistas de todo el mundo.
Al igual que los guionistas, los actores argumentan que las plataformas de streaming, como Netflix o Hulu, no han compartido los ingresos que están logrando, incluso cuando ha habido una explosión de contenido de entretenimiento.
La búsqueda interminable de nuevos suscriptores es un modelo de negocio insostenible, dicen, y los ejecutivos de los estudios están recibiendo grandes salarios mientras que muchos actores y guionistas no pueden ganarse la vida decentemente.
Los actores y guionistas solían ganar dinero con las reposiciones en televisión de las producciones en las que participaban. Recibían un cheque por correo cada vez que se retransmitía una película o programa en el que habían trabajado y eso les permitía sobrevivir mientras no encontraban un nuevo proyecto.
Pero los servicios de streaming dieron un vuelco a la industria, y ahora los actores y guionistas ganan poco o nada cuando alguien ve su trabajo en una de esas plataformas, que habitualmente también pagan menos que la televisión tradicional.
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