El presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó este lunes una ley sobre la retirada del país del Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE).
Por su parte, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, declaró que Moscú no espera consecuencias directas tras la rescisión del acuerdo. «En este ámbito, así como en el ámbito del control de armas y el de estabilidad estratégica, se forma ahora un gran vacío que en teoría hay que llenar urgentemente con nuevas actas de derecho internacional que regularían la situación. Pero para eso hay que mantener relaciones de trabajo bilaterales con una serie de Estados que no existen ahora, y no por nuestra culpa», afirmó.
A mediados de mayo, el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, declaró que Rusia no reanudará el cumplimiento del tratado, argumentando que el documento contradice sus intereses de seguridad. Señaló que las acciones hostiles de los países miembros de la OTAN hacia Rusia ya de por sí han afectado la situación de seguridad en el continente y que los resultados no facilitan la discusión de alternativas al acuerdo.
«El FACE lleva años, de hecho, sin funcionar, por lo que nuestra retirada no podrá empeorar [aún más] la situación», manifestó el funcionario.