Un alto responsable militar de EE UU alertó el sábado de que los detenidos del grupo Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria supondrían un «verdadero ejército» si fuesen liberados, tras una visita de las cárceles donde se encuentran.
«Mientras visitaba el centro de detención, comprobé la amenaza inminente que representa este grupo de combatientes detenidos del EI». Así lo manifestó en un comunicado el jefe del Mando militar estadounidense de Oriente Próximo (Centcom), el general Michael Kurilla.
El responsable militar visitó varios centros de detención esta semana, entre ellos el de Ghwayran en la ciudad de Hasaka, en el noreste de Siria. En 2022, la prisión fue blanco de un ataque sangriento del grupo EI para tratar de liberar a los presos.
«Entre los que están detenidos en Siria y en Irak, hay un verdadero ejército del EI en detención. Si es liberado, el grupo supondría una gran amenaza para la región y más allá», consideró.
El Centcom subraya que los detenidos son descritos por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, dominadas por los combatientes kurdos) y los administradores de la prisión de Ghwayran como «impenitentes, susceptibles de radicalizarse aún más (…) y parecidos a una bomba de relojería».
Las FDS, apoyadas por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, fueron clave para derrotar al grupo EI en Siria en 2019. El movimiento yihadista empezó a controlar amplias zonas del territorio en ese país y en el vecino Irak en 2014.
Decenas de miles de personas, incluidos familiares de los yihadistas, fueron detenidos en los años siguientes y trasladados a campos administrados por los kurdos.
«No podemos permitir en absoluto un resurgimiento del EI», sentenció el general, quien pidió a los países occidentales repatriar a los yihadistas extranjeros y sus familiares a sus países de origen.
A pesar de los reiterados llamados de la administración kurda, la mayoría de estos países rechaza repatriar a sus ciudadanos. Temen a que lleven a cabo actos terroristas en su propio territorio.
Kurilla también visitó los campos de Roj y al-Hol, en el noreste de Siria.
EFE
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